Cómo limpiar la zona íntima
Mantener una rutina de higiene en la zona íntima es importante para prevenir infecciones y mantener una buena salud íntima. Limpiar la zona íntima correctamente nos puede ahorrar muchos quebraderos de cabeza.
- Ayuda a prevenir enfermedades e infecciones como la candidiasis, la vaginosis bacteriana, la cistitis o las infecciones de transmisión sexual.
- Mejora el bienestar al evitar molestias o secreciones anormales.
- Favorece la salud sexual y reproductiva, al mantener el equilibrio del pH y la flora vaginal, que son las defensas naturales de la vagina.
- Contribuye a la higiene general del cuerpo, al evitar la acumulación de sudor, células muertas, sangre menstrual o restos de orina o heces.

Cómo lavar la zona íntima
¿Cómo mantener una higiene íntima femenina?
Mantener una higiene íntima correcta es tan sencillo como lavarse la zona íntima con productos adecuados y mantener una hidratación constante.
- Lavarse la zona íntima con agua tibia y un jabón neutro o específico para la zona íntima. Evitar el uso de productos perfumados, alcohólicos o irritantes, que pueden alterar el pH y la flora vaginal.
- Secarse bien la zona íntima después de lavarse, con una toalla suave y limpia, sin frotar. Evitar la humedad, que favorece el crecimiento de hongos y bacterias.
- Cambiar con frecuencia la ropa interior, preferiblemente de algodón, que permite la transpiración y evita las alergias. Evitar el uso de ropa interior sintética, ajustada o húmeda.
- Evitar el uso de duchas vaginales, que pueden eliminar las defensas naturales de la vagina.
- Limpiarse de adelante hacia atrás después de orinar o defecar, para evitar el contacto de la zona anal con la zona vaginal. Usar papel higiénico suave y sin perfume.
- Mantener una buena higiene sexual, lavándose antes y después de las relaciones sexuales, y usando preservativos para prevenir las infecciones de transmisión sexual.
- Acudir a ginecología al menos una vez al año, o ante cualquier síntoma de alteración en la zona íntima, como picor, ardor, enrojecimiento, inflamación, dolor, sangrado, flujo anormal u olor desagradable.